Cuatro formas de mejorar los frenos (antes de tirarlos)
A veces pasa… muchas veces… que los frenos de nuestra bici no van cómo deberían ir. Son buenos y potentes, pero les falta algo. ¿Te suena? Pues con esta situación, una de las preguntas que más veces nos llegan a HB-61 es ¿tendré que ir pensando en poner unos frenos mejores? Si hay que invertir se invierte, hay formas de mejorar los nuestros mucho más económicas. Apunta que te las vamos a contar:
1. SANGRARLOS
Cuando la bici tiene mucha tralla y muchos calentones en los frenos, lógicamente el aceite sufre mucho y sabes que toca cambiarlo. Pero no solo hay que cambiarlo en estas condiciones.
El aceite, ya sea mineral o sintético, es higroscópico. Esta palabra tan chula significa que atrae y absorbe la humedad. Independientemente de si hemos usado la bici mucho o poco, lo normal es que con el tiempo el nivel de humedad dentro del sistema hidráulico sea cada vez mayor, haciendo que el punto de ebullición del aceite sea mucho más bajo y por tanto que el tacto de los frenos sea inconsistente, cambie de un día para otro y mucho peor, de una bajada a otra, además de ser menos eficaces.
¿Quieres llevar tus frenos perfectamente sangrados y ajustados?
Es lo primero que deberíamos revisar en realidad, siempre y cuando las pastillas y los discos no estén para el arrastre. Pueden haberse manchado de cualquier cosa, por ejemplo, de la grasa de nuestras manos o de salpicaduras de aceite en el freno trasero, quitándoles parte de la fricción que les hace frenar bien. Un buen limpiador va a eliminar toda esta suciedad o gran parte de ella y nos va a devolver capacidad de frenada.
Echa un ojo a los limpiadores que tenemos en HB-61:
Otro clásico de los frenos, unas pastillas que están contaminadas o que después de muchos calentones han perdido mordiente, incluso aunque aún parezcan tener mucha vida por delante.
Hablar sobre pastillas da para muchas líneas, sobre tipos y compuestos así que no vamos a extendernos tanto. Solo queremos decirte algo: no todas son iguales, y las marcas buenas como Galfer y los compuestos acertados al tipo de uso, se notan.
Se desgastan mucho más lento que las pastillas y a simple vista casi ni se nota, pero también se desgastan y no todo el mundo les presta la atención que se merecen. Conviene revisar el grosor cada cierto tiempo y mantenerse dentro de los márgenes que determina el fabricante (cambia de unos discos a otros, y suele venir marcado en los brazos del disco). También puede ser que ya hayan sufrido muchos calentones y hayan perdido propiedades, cosa que sí es más evidente por su color tostado, así que no vendría mal sustituirlos.
Cambiar a un disco de mayor tamaño es una de las modificaciones más habituales si el que montamos de serie va justito de tamaño y somos altos y/o pesados y necesitamos más potencia (si nuestra bici lo permite), además se refrigeran mejor al tener más superficie en contacto con el aire. Y les pasa lo mismo que a las pastillas (y que a todo…), la calidad se nota.
Mira, estos son algunos de los discos que te recomendamos en HB-61 para mejorar tus frenos:
Seguro que probando estas opciones encuentras la manera de mejorar tus frenos y no es necesario que inviertas una fortuna en unos nuevos. ¿Aún sigue sin frenar cómo deberían? Ven a vernos y le pondremos solución.
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