Algunos de los aviones más icónicos y peculiares de la historia militar estadounidense salieron de esta empresa: el avión espía U2, el SR-71 Blackbird, el avión a reacción tripulado más rápido del mundo (Mach 3.2), el enigmático F-117, el primer avión invisible al radar, o el F-22 Raptor, el primer caza de quinta generación, solo por citar los más conocidos. Incluso el Darkstar, el avión hipersónico que pilota Maverick en la secuela de Top Gun, es un avión conceptual creado por ellos y que tiene vínculos con uno de sus proyectos reales.
Lo peculiar de la historia es que todos ellos y muchos más, salieron de una división que se creó en la Segunda Guerra Mundial en la Lockheed Martin, en la que trabajaban prácticamente en secreto en estos proyectos, ya que eran tan avanzados que tenían que desarrollarse en total confidencialidad. La Luftwaffe (la fuerza aérea alemana) estaba dominando los cielos europeos con una flota de naves aéreas que aventajaban a sus rivales en cuanto a tecnología e innovación (ellos ya usaban aviones a reacción), lo que presionaba aún más a los países aliados a reforzar sus recursos en el desarrollo de tecnologías.
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